EL PAÍS QUE QUEREMOS
por Lina García
La formación de los partidos políticos colombianos comenzó en el siglo XIX; en 1848 el partido Liberal presentó su programa, redactado por Ezequiel Rojas y en 1849 el partido conservador esbozó su presentación política concebida por Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro.
Desde un comienzo se vislumbro la fuerte tensión entre estos dos partidos. El liberal abogaba por unos ideales altruistas, como la abolición de la esclavitud, la libertad en educación, comercio etc. El conservador, se convirtió en la defensa del STATUS QUO.
Sin embargo, al interior del partido liberal existía una división: Los draconianos y los Gólgotas. Los primeros, eran grupos de artesanos y pequeños empresarios que no estaban de acuerdo con las medidas económicas, extremas, del liberalismo ya que sus productos se veían directamente afectados debido a que estos no poseían las condiciones necesarias para combatir con productos de excelentes manufacturas. Éste grupo, se inclinaba hacia las ideas sociales y políticas del partido; como lo son: La separación de la iglesia del estado y la esclavitud entre otros. Por su parte, los Gólgotas eran aquellos que si apoyaban todas las ideas, tanto sociales como políticas y económicas que planteaba el liberalismo; ellos estaban de acuerdo con la liberación total de la economía. En su mayoría, los Gólgotas, estaban conformados por las clases altas.
A pesar de ello, los liberales eran la voz de los indígenas, artesanos, esclavos y comerciantes; eran la voz de un pueblo que, después de la hegemonía conservadora, quedó plasmado en un papel y fue desecho. Aquel partido que en sus inicios, fue el de la oposición, el que luchaba por el pueblo, se olvido de su ideología. Permitió que la idea de poder estuviera por encima del bienestar común. Se dejó moldear por los intereses de una elite. Nada distinto a la realidad que ahora vivimos.
En ésta realidad el partido liberal, más parece un partido conservador con un tinte liberal; ya que la oposición debe relegarse a las apariencias. El liberal de hoy es un hombre con un buen vestido y una gran corbata que muy rara vez ha sido tocado por la realidad del país, muy distinto al liberal que ayudó a formar el partido. Aquel campesino, artesano ó intelectual, a quien no le daba estupor coger la tierra con sus manos o ensuciarse la camisa y gritar: “LIBERTAD”, aquellos que dieron hasta su vida por el ideal de igualdad.
¿Valió la pena la muerte de tantos? Tal vez no. El partido liberal ya hace parte de la estructura del país, ya tiene poder, dinero,”prestigio” ¿Por qué defender los interese de un pueblo? La realidad es nuestro reflejo; si los ciudadanos no exigen sus derechos y se acostumbran a ver como los políticos juegan con sus destinos, Colombia seguirá siendo la misma. “Si no eres parte de la solución, eres parte del problema”
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